El cerebro de los cocodrilos enanos del Jurásico sale a la luz

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1. Reconstrucción 3D del cráneo y del endocráneo del cocodrilo enano del Jurásico (imagen: E. Puértolas-Pascual).

Un estudio internacional reconstruye por primera vez la anatomía cerebral de un cocodrilo del Jurásico Superior de Portugal

El aragosaurero Eduardo Puértolas Pascual de la Universidad de Zaragoza y colaborador con la Universidade NOVA de Lisboa y el Museo de Lourinhã (Portugal), ha logrado reconstruir el cerebro y el oído interno de un diminuto cocodrilo fósil de hace unos 150 millones de años, hallado en las cercanías de Lourinhã, localidad costera famosa por sus descubrimientos de dinosaurios. Se trata del primer estudio paleoneuroanatómico realizado en un miembro de la familia Atoposauridae, un grupo extinto de cocodrilos enanos que no superaban el metro de longitud.

El fósil fue recuperado en el yacimiento de Zimbral, cerca de Porto Dinheiro (Lourinhã, Portugal), por Filipe Vieira junto a Micael Martinho. Ambos son colaboradores activos del museo, y sus labores de prospección y preparación paleontológica han permitido el estudio y la publicación de numerosos hallazgos fósiles en los últimos años. El ejemplar fue hallado dentro de un duro nódulo calcáreo y, tras una minuciosa preparación supervisada por la responsable del laboratorio, Carla Alexandra Tomás, se comprobó que conservaba parte del cráneo y del neurocráneo en un estado de preservación excepcional. Gracias a la Tomografía Axial micro-Computarizada (micro-TAC), se obtuvo una reconstrucción tridimensional del cerebro, algunos nervios y el oído interno. El estudio, publicado en la revista Fossil Record, también identifica una combinación única de caracteres anatómicos que aportan nuevas pistas sobre la evolución filogenética de los atoposáuridos. Los análisis filogenéticos de “parentesco” evolutivo muestran que este nuevo fósil pertenece a un linaje de pequeños cocodrilos cuyo registro más antiguo también procede del Jurásico de Portugal, y que se extendió por Europa a lo largo del resto del Mesozoico hasta su extinción en el Cretácico Superior, junto con los dinosaurios. Desafortunadamente, el fósil está incompleto y carece de rasgos suficientemente diagnósticos para determinar si pertenece a una nueva especie. Futuros hallazgos en la zona podrían arrojar más luz sobre su verdadera identidad.

Aunque el ejemplar es diminuto (el cráneo apenas tiene 3 centímetros de anchura y el animal completo no alcanzaría el metro de longitud), este estudio sugiere que se trata de un individuo adulto, no de una cría. Este hallazgo reafirma que los atoposáuridos fueron verdaderos cocodrilos enanos, adaptados a ambientes continentales y transicionales, y probablemente con ciertos hábitos terrestres. La reconstrucción del oído interno, o laberinto óseo, muestra una morfología intermedia entre las especies anfibias y las más adaptadas a la vida en tierra firme. Esta morfología sugiere una buena sensibilidad a los movimientos angulares de la cabeza y un control del equilibrio bien desarrollado, rasgos asociados a una locomoción activa y eficiente. Gracias a ello, este pequeño reptil habría sido un depredador ágil, capaz de desplazarse con soltura para capturar animales pequeños como artrópodos o pequeños mamíferos.

Este trabajo resalta el valor científico del patrimonio fósil portugués y el potencial de las nuevas tecnologías de imagen para estudiar especies extintas sin alterar los ejemplares fósiles originales.


La referencia completa del artículo, disponible en open access, es:

Puértolas-Pascual, E. (2025) New dwarf crocodylomorph from the Upper Jurassic of Portugal and the first neuroanatomical data for Atoposauridae. Fossil record, 28 (2), 321-346. https://doi.org/10.3897/fr.28.167846

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