Fósiles «virtuales» de hace 510 millones de años permiten conocer el origen de las estrellas de mar

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Una de las principales obsesiones de los paleontólogos es el poder penetrar y observar el interior de los fósiles. Durante muchos años esto sólo era posible utilizando técnicas de preparación, todas destructivas, para acceder y estudiar aquello que los caparazones, la roca o los huesos nos ocultaban. Esto permitía acceder al interior de los fósiles pero, por contra, era necesario pagar un precio muy alto y los ejemplares eran destruidos. Cuando los fósiles son únicos es imposible estudiarlos mediante estos métodos.

Además de ser un nuevo género y especie bautizado como Protocinctus mansillaensis, este fósil es uno de los miembros más antiguo y primitivo de los equinodermos. Pero presenta unas características que lo hacen muy diferente de otros equinodermos actuales. Tiene cola, no tiene simetría radial, una gran placa opercular cubre su parte anterior y sólo tiene un ambulacro (radio).

      La biología molecular actual reconoce que los equinodermos están muy emparentados con otro grupo de animales marinos, los hemicordados o gusanos bellota, cuyo pariente fósil más familiar para los paleontólogos son los graptolitos. Ambos,  hemicordados y equinodermos compartieron un ancestro común. Estos dos grupos junto al de los cordados (al que los humanos pertenecemos) forman los deuteróstomos. Esto significa que, a grandes rasgos, la estrella de mar, los humanos y los graptolitos compartimos un ancestro común.   Los genes de hemicordados y equinodermos son muy parecidos. Pero, existen unas características morfológicas que nos llaman tremendamente la atención cuando comparamos a un hemicordado con un equinodermo. Mientras que los primeros son bilaterales, los segundos tienen simetría radial, además los hemicordados no tienen caparazón de calcita y presentan hendiduras branquiales. Las larvas de hemicordados y equinodermos son muy parecidas entre sí. Ambas presentan simetría bilateral. En el caso de los hemicordados la larva se desarrolla progresivamente hasta constituir un adulto muy parecido a la larva, pero más grande. Es un crecimiento más o menos continuo. Sin embargo, el desarrollo de la larva de los equinodermos revela cambios muy drásticos en su morfología. En un momento dado, la larva bilateral sufre una metamorfosis en la que algunas partes se atrofian y nunca son desarrolladas en el adulto. Tras una etapa de metamorfosis, en la que tenemos una larva aberrante asimétrica, el adulto emerge ya con simetría radial.

Protocinctus presenta muchas de sus características que recuerdan a las que se observan en los hemicordados y en las larvas de los equinodermos. Su esqueleto asimétrico con cola, su boca en posición derecha, la presencia de un sólo ambulacro o la faringe interna perforada por hendiduras branquiales, son características que seguramente fueron primitivas dentro del grupo de los equinodermos. A medida que los equinodermos evolucionaron introdujeron novedades en su morfología, alejándose de su condición ancestral (primitiva).

No es posible comparar directamente a Protocinctus con los equinodermos actuales porque, a pesar de pertenecer al mismo grupo, es muy primitivo. Más de 500 millones de años de evolución lo alejan de sus representantes actuales, como la estrella de mar, de ahí que su morfología sea tan diferente.  La referencia completa del trabajo es. Rahman, I.A. & Zamora, S. 2009. The oldest cinctan carpoid (stem-group Echinodermata), and the evolution of the water vascular system. Zoological Journal of the Linnean Society, 157 (2): 420-432.

LUGAR Parque Natural del Moncayo, Zaragoza

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