Los primeros fósiles de osos de las cavernas del macizo de Cotiella (Huesca)

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Mandíbulas de un juvenil de oso de las cavernas preparadas en el Museo de ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza. Foto: José Ignacio Canudo

Durante la última Edad de Hielo, entre hace 300.000 y 25.000 años, Europa fue el hogar de uno de los mayores mamíferos del Pleistoceno: el oso de las cavernas (Ursus spelaeus). Aunque su nombre puede evocar a un animal temible, sabemos que era mayoritariamente herbívoro, pese a su imponente tamaño —los machos adultos podían superar los 3 metros al erguirse sobre las patas traseras—. Sus restos han aparecido en centenares de cuevas repartidas por todo el continente, desde España hasta Rusia. Estas cavidades fueron utilizadas como refugios, lugares de hibernación y, probablemente, también de cría.


En el Pirineo oscense, sin embargo, los fósiles de esta especie son muy escasos. Hasta ahora, el único yacimiento relevante era el de la Cueva del Oso de Tella, descubierta en los años 80 por el Grupo Espeleológico de Badalona. En ella se recuperaron centenares de restos, muchos de ellos en excelente estado de conservación. Esta cueva fue excavada en varias campañas por el equipo de Aragosaurus-IUCA, y dio lugar a una tesis doctoral centrada en este oso, realizada por nuestra compañera Raquel Rabal. El yacimiento cuenta hoy con un pequeño museo y es visitable, lo que permite divulgar la historia de este singular habitante del Pleistoceno.

Hace unas semanas, surgió una nueva e ilusionante posibilidad: la existencia de un segundo yacimiento con restos de Ursus spelaeus en el macizo de Cotiella, también en Huesca. Todo comenzó cuando Anchel Belmonte, coordinador científico del Geoparque Mundial de la UNESCO Sobrarbe-Pirineos, se puso en contacto con nosotros tras conocer el hallazgo de restos óseos por parte de un grupo de espeleólogos franceses durante una exploración en la zona.
Un equipo formado por José Ignacio Canudo y Gloria Cuenca, del grupo Aragosaurus-IUCA, junto con Anchel, Ramón, Joan y Rafael, visitamos recientemente la cavidad para comprobar el hallazgo. La cueva, identificada como F009 Chorro Alto, es una boca superior del sistema de la cueva del Chorro, en el sistema Fornos, cerca del conocido Chorro de Fornos. El acceso no fue sencillo y requirió instalar pasamanos, gracias al apoyo del equipo de espeleología. El esfuerzo valió la pena: en la entrada de la pequeña cavidad identificamos restos desarticulados de dos mandíbulas de oso de las cavernas juveniles, en estado muy frágil pero bien conservados.


El material fue recuperado con extremo cuidado y ya se encuentra bajo estudio. Ahora comienza la fase de análisis sistemático para confirmar que, efectivamente, se trata de restos de Ursus spelaeus. De ser así, estaríamos ante el segundo yacimiento conocido de esta especie en la provincia de Huesca, lo que abre una nueva línea de investigación en las cuevas del macizo de Cotiella.

Este hallazgo no habría sido posible sin la colaboración de los espeleólogos del Espeleogrup del Club Muntanyenc L’Hospitalet y de la Asociación Científico-Espeleológica de Cotiella (ACEC):
Ramón Queraltó Foix
Joan Cullell Pérez
Rafel Solanas Garriga
 y por supuesto, nuestro agradecimiento especial a Anchel Belmonte por su iniciativa y acompañamiento.

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