Misteriosos Cromañones

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Sin embargo, la humanidad moderna, los Cromañones, no arribó al continente europeo hasta hace algo más de 40.000 años. Tradicionalmente, la llegada de los Cromañones a Europa se reconoce a partir de la aparición en los yacimientos del tipo de industria lítica que se les atribuye: el denominado Paleolítico superior o Modo 4. Esta tradición cultural sustituye al Musteriense, elaborado por los Neandertales, en toda Europa a partir de hace alrededor de 43.000 años.

Pero el problema no es tan sencillo como parece. Para empezar, los primeros niveles del Paleolítico superior presentan dos tipos generales de modo tecnológico. En buena parte de Europa, el Musteriense es sustituido en por el tecno-complejo denominado Auriñaciense, pero hay algunas regiones en las que entre los últimos niveles Musterienses y los primeros Auriñacienses se intercala un tipo de industria muy particular, que presenta rasgos de ambos tecno-complejos, y que suele denominarse “transicional”. Se conocen tres tipos diferentes de industrias transicionales: el Chatelperroniense en la región franco-cantábrica, el Szeliense, en el centro de Europa y el Uluzzianense, principalmente en Italia.

Por otro lado, los fósiles humanos más antiguos conocidos en Europa hasta hace poco procedían del yacimiento rumano de Pestera cu Oase, datado en hace alrededor de 40.500 años, una antigüedad menor que los yacimientos auriñacienses más antiguos y que las industrias transicionales. Este hiato de fósiles humanos significativos hacía muy difícil determinar quiénes fueron los autores de las primeras industrias del Paleolítico superior, aunque la evidencia disponible parecía apuntar a que los Neandertales fueron los responsables del Chatelperroniense y también del Uluzzianense.

En este contexto resultan de gran interés dos artículos aparecidos On line en Nature el jueves 3 de noviembre. En el primero de ellos, encabezado por  Tom Higham, se da cuenta del nuevo estudio de un fragmento de maxilar humano que incluye tres piezas dentales hallado en 1927 en el yacimiento de Kent’s Cavern (Torquay, Reino Unido). Este fósil fue estudiado originalmente por el célebre antropólogo británico Arthur Keith (1866-1955), quien lo atribuyó a un humano moderno. El resto fue datado en 1989 por 14C, usando la técnica de espectrometría con acelerador de partículas, entre hace 36.400 y 34.700 años de antigüedad. El nuevo estudio, apoyado en un análisis de la morfología de la cavidad pulpar y de las raíces mediante Tomografía Axial Computarizada, corrobora el diagnóstico de Keith (aunque, curiosamente, cambia la identificación que hizo de una de una de las piezas). Por otra parte, se ha realizado una nueva datación empleando el nuevo método de ultrafiltración del colágeno, que permite eliminar la contaminación producida por las sustancias orgánicas del pegamento empleado en la restauración. La nueva edad obtenida para el fósil es de entre hace 44.200 y 41.500 años de antigüedad, que es sensiblemente mayor que la anterior. Este dato, sitúa al fósil humano entre los Cromañones  más antiguos del continente.

Tal vez de mayor alcance sea el segundo artículo, liderado por Stefano Benazzi , en el que también se presentan nuevos datos sobre fósiles ya conocidos. En esta ocasión, se trata de dos molares deciduos humanos descubiertos en la Grotta del Cavallo (Apulia, Italia) en 1964. Estas piezas fueron diagnosticadas en 1967como de tipo neandertal. Esta asignación resultaba especialmente interesante pues ambas piezas procedían de niveles Uluzzianenses y constituían un argumento sólido para la atribución de este tipo de industria transicional a los Neandertales. En este nuevo estudio, que ha contado con datos procedentes de microtomografías y se ha basado en técnicas de morfometría geométrica, se concluye que los dos molares presentan una morfología interna y externa de tipo humano moderno. Este resultado es muy importante porque cambia la atribución de la autoría del Uluzzianense, que sería ahora obra de los primeros Cromañones. También se han datado por 14C, con espectrometría de acelerador de partículas, algunas conchas perforadas encontradas en el mismo nivel que uno de los molares (el otro es algo más moderno estratigráficamente) y se ha establecido una antigüedad de entre 45.000 y 43.000 años., lo que sitúa al molar de la Grotta del Cavallo como el Cromañón más antiguo.

Tal como ocurrió hace unos meses con los restos neandertales del yacimiento caucásico de Mezmaskaya (ver el comentario titulado “Misteriosos Neandertales”), la aplicación de las nuevas técnicas de datación también está envejeciendo la edad de los primeros Cromañones. Estos nuevos datos muestran que el periodo de posible co-existencia entre ambas humanidades no fue tan exiguo como algunos habían supuesto.  Es previsible que, a medida que las nuevas técnicas de datación se vayan aplicando a fósiles más significativos, la antigüedad de los primeros Cromañones todavía nos depare alguna sorpresa en el futuro.

En la figura se pueden ver dos molares de leche  de la Grotta del Cavallo.

Referencias:
Tom Higham, Tim Compton, Chris Stringer, Roger Jacobi, Beth Shapiro, Erik Trinkaus, Barry Chandler, Flora Gröning, Chris Collins, Simon Hillson, Paul O’Higgins, Charles FitzGerald & Michael Fagan (2011). “The earliest evidence for anatomically modern humans in northwestern Europe.” Nature

Stefano Benazzi, Katerina Douka, Cinzia Fornai, Catherine C. Bauer, Ottmar Kullmer, Jiri Svoboda, Ildikó Pap, Francesco Mallegni, Priscilla Bayle, Michael Coquerelle1, Silvana Condemi, Annamaria Ronchitelli, Katerina Harvati & Gerhard W. Weber (2011). “Early dispersal of modern humans in Europe and implications for Neanderthal behavior.” Nature

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