ÚLTIMAS NOTICIAS ARAGOSAURUS
Los dinosaurios sobrevivieron al impacto meteorítico, al menos un tiempo
Uno de los lugares del mundo donde hay más evidencias de restos fósiles de dinosaurios en la base del Paleoceno es en la Cuenca de San Juan (Nuevo Mexico, EE.UU.). Desde hace años se han descrito fósiles de hadrosáuridos en la base del Terciario como el de la fotografía. Estos descubrimientos sido objeto de mucha polémica, a pesar que su presencia es incuestionable en sedimentos tradicionalmente considerados como Paleocenos. La razón es que el modelo impactista más integrista para explicar el límite Cretácico-Terciario propone una extinción total e instantánea coincidiendo con la caída del meteorito en el límite. En este escenario se acaba de publicar un trabajo de James Fassett y colaboradores en Geology con la datación con U-Pb de los huesos de dinosaurios paleocenos. Los resultados son concluyentes estos huesos están en la base del Paleoceno. Estas evidencias fósiles no están en contra del impacto meteorítico, sino que lo hacen más aceptable para los que no piensan en una crisis de magnitudes faraónicas. Importante para la extinción, sin duda, pero si nos ponemos estrictos sería uno de los factores que influyeron en la extinción, y no solo el único.
Eodromaeus: Los primeros pasos de los dinosaurios carnívoros
La revista Science acaba de publicar un trabajo firmado por un equipo argentino-norteamericano en el que se describe un nuevo terópodo del Triásico superior de Argentina. El trabajo liderado por Ricardo Martínez de la Universidad de San Juan define a este terópodo de la Formación Ischigualasto (231 – 226 millones de años) con el nombre de Eodromaeus murphi. Se trataría uno de los primeros representantes de los dinosaurios carnívoros agrupados con el nombre de los terópodos y que a lo largo del Cretácico evolucionaron en formas gigantescas como Carcharodontosaurus o Giganotosaurus. No es el caso de Eodromaeus que se trata de un dinosaurio de pequeño tamaño.
Descubierta una esqueleto completo de una ballena en la región de Atacama
Nuestros amigos del Centro de Estudios Paleontológicos de Chile nos han mandado la noticia del descubrimiento de un espectacular esqueleto de una ballena del Mioceno del Mioceno Superior. que se puede ver en la fotografía. El yacimiento se encuentra en Caldera (III Región), Chile. Se trata de una zona situada al norte de Chile lindando con el famoso desierto de Atacama. La excavación forma parte de las actuaciones del Museo Paleontológico de Caldera, y ha estado dirigida por Mario Suárez, conservador del Museo. La zona donde se ha encontrado se denomina Bahía inglesa, conocida por los investigadores en mamíferos marinos por haberse encontrado numerosos restos de cetáceos y otros vertebrados marinos que son la base de la exposición del Museo.
Descrita en Corea un nuevo tipo piel de dinosaurio
Desde hace un tiempo las noticias que vienen de Corea del Sur hace referencias a los problemas con su vecino del norte, pero en Aragosaurus preferimos hablar de otro tema coreano. Se trata de las impresiones de piel de dinosaurios que se han encontrado en los últimos años en el Cretácico de la Formación Haman como las de la fotografía. Los investigadores en icnitas de dinosaurios están acostumbrados a ver estas impresiones poligonales que nos dan una imagen perfecta de parte de la piel de los dinosaurios. Es la única manera de conocer como era la piel de los ejemplares más grandes. De los pequeños la estamos conociendo a partir de los yacimientos de conservación excepcional como los del Cretácico Inferior de China. El trabajo que resume el conocimiento sobre las impresiones de piel de dinosaurios coreanos lo ha liderado In Sung Paik de la Pukyong National University de South Korea.
Sobre la diversidad de los Ictiosaurios
Michel W. Maisch del Staatliches Museum für Naturkunde Stuttgart (Museo Estatal de Ciencias Naturales de Stuttgart, Alemania) acaba de publicar un extenso trabajo sobre la filogenia, sistemática y origen de los ictiosaurios. Estos tetrápodos mesozoicos representan la mayor adaptación de los “reptiles” a la vida en el mar, como se puede ver en este magnífico ejemplar del Museo de Zapala del Jurásico Superior de Neuquén (Argentina). De hecho presentan un cuerpo convergente con los peces o con mamíferos acuáticos como los delfines. El trabajo publicado en la revista Palaeodiversity lista todos los taxones de ictiosaurios y describe nuevas familias. Además apunta las dificultades que existen en conocer el origen de los ictiosaurios, y por tanto no hay claras evidencias de cual sería un ancestro directo. Un reto para los investigadores del Triásico, que es cuando aparecieron.
Deltapodus ibericus, un nuevo icnotaxón de estegosáurido
Al final del año pasado la revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology publicó un interesante artículo donde se describían los abundantes restos fósiles de estegosaurios que el equipo de Dinópolis había excavado en los últimos años. Se trata de material postcraneal de la Formación Villar del Arzobispo (tránsito Jurásico-Cretácico) en Riodeva (Teruel) que asignan a Dacentrurus, un estegosaurio descrito en el Jurásico Superior del Reino Unido. En esta publicación se describe por primera vez en España un nuevo icnotaxón de estegosaurios. Se trata de un rastro encontrado en El Castellar compuesto de más 20 icnitas de los pies y de la manos. Proponen para este rastro el nuevo nombre de Deltapodus ibericus, dedicado a la Península Ibérica.
Como volaban los grandes pterosaurios
El vuelo de algunos pterosaurios enormes es uno de los grandes enigmas de la biología de estos vertebrados. Para responder a esta pregunta el investigador Colin Palmer de la Universidad de Bristol ha realizado un experimento a partir la construcción de modelos de secciones de ala de pterosaurio a partir de láminas finas y curvas hechas de un compuesto de resina epoxy y fibra de carbono. Estos modelos se acercarían a un ala de un pterosaurio. El siguiente paso ha sido introducir estas “alas” en un tunel de viento para ver como se comportarían en diferentes situaciones. Los resultados han sido publicados en la revista inglesa Proceedings the Royal Society B.
Primera evidencia de la alimentación de los ammonoideos
El sincrotron nos está abriendo un mundo desconocido en el estudio de los fósiles, y parece que no acaba más que de empezar. Un reciente estudio publicado en la revista Science describe por primera vez el aparato de alimentación de Baculites. En la microfoto se puede observar la reconstrucción de este aparato, formado por “dientes” que formarían una estructura similar a la de una rádula de los gasterópodos. Además el estudio en uno de los ejemplares estudiados ha permitido reconocer en su interior los restos de la última comida del Baculites. Se trata de pequeñas larvas de gasterópodos y fragmentos de crustáceos. Esta es la primera evidencia directa de la alimentación de un ammonoideos.
Los grandes abelisaurios convivieron con los carcharodontosáuridos
Nuestros colegas Rubén Juárez, Juan Porfiri y Jorge Calvo acaban de publicar un interesante trabajo sobre el tamaño del terópodo patagónico Ekrixinatosaurus novasi. Se trata de un terópodo descrito en el año 2004 en rocas del final del Cretácico Inferior y del comienzo del Cretácico Superior de Neuquén (Patagonia, Argentina). Precisamente en este intervalo temporal es cuando se encuentran los restos fósiles de los gigantescos carcharodontosáuridos, incluyendo los de Giganotosaurus. Los abelisaurios de esta edad se pensaba que tenían un pequeño tamaño en comparación con los carcharodontosáuridos. El nuevo estudio liderado por Rubén Juárez propone que Ekrixinatosaurus tendrían un tamaño del considerado hasta el momento. A partir del cráneo calculan que tendría unos 10 u 11 metros, lo que le hace ser un terópodo de tamaño cercano a los carcharodontosáuridos. Esto demostraría que los abelisaurios alcanzaron un gran tamaño antes de la extinción de Giganosatosaurus y formas cercanas.
Los homo sapiens más antiguos provienen de Israel
A final del año pasado se publico en la revista American Journal of Physical Anthropology un interesantes artículo que pone algunas dudas sobre el origen africano de nuestra especie. La investigación realizada por investigadores israelíes y españoles describe unos dientes de la cueva Qesem en Israel. Estos dientes carecen de caracteres de neandertales y morfológicamente se acercan a los dientes de humanos del yacimiento de Qafzed. Los dientes provienen de niveles del Pleistoceno medio datados entre 200.000 y 400.000 años. Esta investigación supone situar el origen de nuestra especies miles de años de lo que conocía y poner en duda el origen africano. En la investigación han participado nuestros colegas atapuerqueros Rolf Quan, Laura Rodríguez, Rebeca García y Juan Luis Arsuaga.