¿Pescado o carne? Los primeros tetrápodos se diversificaron para comer de todo

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El trabajo se centra en el grupo más numeroso de los primeros tetrápodos, los llamados temnospóndilos, del que se han analizado fósiles encontrados en todo el mundo. Este grupo, ya extinto y que podemos considerar como el abuelo de los actuales anfibios, agrupa formas muy diversas, con tamaños que van entre los pocos centímetros y los 6 metros. Ahora, gracias al uso de técnicas computacionales –tradicionalmente usadas en ingeniería- y de morfometría geométrica, se ha comprobado que su alimentación era muy diferente entre las diversas especies de este grupo.

Algunos temnospóndilos, por ejemplo, se alimentaban de forma similar a los actuales cocodrilos, dado que cazaban a su presa y la mordían de forma directa; algunos lo hacían de forma más parecida a los actuales gaviales –cocodrilos con un hocico muy delgado y alargado-, depredando sobre peces y pequeñas formas acuáticas. De hecho, lo que revela el estudio de la morfología del cráneo de estos tetrápodos es que la diversidad en la alimentación de este grupo era muy grande: desde especies que sólo se alimentaban de formas acuáticas, a otras con una alimentación anfibia y, incluso, algunas con cráneos adaptados a la alimentación terrestre.

La transición entre el medio acuático y el terrestre por parte de los vertebrados fue un momento clave en la evolución de la vida en la Tierra. Gracias al registro fósil, que nos permite estudiar los vertebrados que progresivamente adquirieron miembros y dedos, podemos ir conociendo como se produjo esta transición. Los últimos hallazgo muestran que existía una importante diversidad de tetrápodos basales, que se diversificaron enormemente ocupando nichos en los medios acuático y terrestre. Esto les permitió aprovechar el medio terrestre, un espacio libre de depredadores y con una multitud de nichos ecológicos para explotar. A pesar que se conocen una gran diversidad de formas desde el Devónico (hace unos 400 millones de años), las relaciones de parentesco están en constante discusión. La búsqueda de nuevos restos que permitan aportar luz sobre el origen y evolución del grupo de los tetrápodos e importante, pero también buscar nuevas técnicas y tecnologías que nos permitan estudiar mejor los fósiles ya recuperados.

La colaboración del ICP con el LITEM ha permitido utilizar técnicas de la mecánica computacional para conocer la capacidad mecánica de la estructura de estos animales. Es la primera vez que esta metodología se usa en el estudio de los primeros tetrápodos basales. El uso de la morfometría geométrica, que se aplica en este trabajo a diferentes anfibios desde el Devónico superior hasta el Triásico medio, hace entre 400 y 250 millones de años, ha permitido cuantificar las diferencias en la forma de los diferentes cráneos fósiles. Al comparar estos datos con los datos biomecánicos, se ha encontrado una clara correlación entre la forma y las capacidades mecánicas de los cráneos en el caso de las especies acuáticas y anfibias. En cambio, entre las especies terrestres esta correlación no está nada clara y se deberá entender porqué. Deberemos esperar a trabajos posteriores para entender en profundidad la evolución del grupo de los tetrápodos en su conquista del mundo terrestre.

FORTUNY, J., MARCÉ-NOGUÉ, J., DE ESTEBAN-TRIVIGNO, S., GIL, L. and GALOBART, À. (2011), Temnospondyli bite club: ecomorphological patterns of the most diverse group of early tetrapods. Journal of Evolutionary Biology, 24: 2040–2054. doi: 10.1111/j.1420-9101.2011.02338.x

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