Todo lo que usted quería saber sobre los tiranosaurios

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Tyrannosaurus rex es uno de los terópodos más grandes que han existido, sin embargo este tamaño gigantesco es un carácter que adquirieron los tiranosaurios al final del Cretácico. Los representantes más antiguos de este grupo aparecieron en el registro fósil en el Jurásico, hace 165 millones de años. Tendrían un relativo pequeño tamaño, menor que un humano actual. 80 millones de años más tarde, los tiranosáuridos alcanzaron la imagen que popularmente conocemos. Tyrannosaurus rex llegó a ser uno de los mayores carnívoros terrestres que han existido, con una longitud de hasta 13 metros y entre cinco y ocho toneladas de peso, cráneo robusto y mandíbulas poderosas. Según modelos realizados un ejemplar de esta especie en crecimiento podría ganar dos kilos diarios, hasta los 750 kilos al año.

En el trabajo que lidera Brusatte, además de los aspectos del crecimiento se abordan otras informaciones de tipo paleoecológico. Los individuos de Tyrannosaurus alcanzarían la madurez a los 20 años y pocos superarían los 25 años de edad. Las diferencias entre los ejemplares jóvenes y los adultos eran acusadas, por esa razón algunas de las especies de pequeño tamaño que se habían descrito en niveles estratigráficos cercanos a los de Tyrannosaurus era en realizad individuos juveniles.

Fueron animales relativamente lentos, alcanzando de cinco a diez metros por segundo. Posiblemente los más jóvenes podían alcanzar una mayor velocidad. En cuanto a su alimentación, durante un tiempo se ha pensado que podían ser carroñeros, pero Brusatte afirma en este trabajo que serían cazadores y carroñeros sobre diferentes especies de dinosaurios, es decir serían generalistas. El estudio de su cráneo ha permitido reconstruirlo con grandes lóbulos olfativos. Esto indica que este animal tenía un acusado sentido olfativo y la estructura de los canales auditivos apunta a un buen oído, sobre todo en las frecuencias bajas. Además, tendría una buena coordinación entre los movimientos de la cabeza y los ojos. Todo ello típico de un cazador activo.

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La referencia completa es: Brusatte, S.L., Norell, M.A., Carr, T.D., Erickson, G.M., Hutchinson, J.R., Balanoff, A.M., Bever, G.S., Chainiere, J.N., Makovicky, P.J., Xu, X. 2010. Tyrannosaur paleobiology: new research on ancient exemplar organisms. Science, 329, 1481-1485.

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