Tras las huellas de los dinosaurios

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Nuestro aragosaurero José Ignacio Canudo comienza en Enero una rutina que lleva desarrollando desde el 2004, se trata de la preparación de la campaña anual de prospecciones y excavaciones paleontológicas en la Patagonia. El grupo de investigación Aragosaurus-IUCA en colaboración con varias instituciones argentinas viene desarrollando trabajos prospección y excavación paleontológica en el norte de Patagonia. El objetivo es descubrir y estudiar nuevos yacimientos de vertebrados fósiles, especialmente de dinosaurios, en el contexto de un ambicioso proyecto que luego contaré. La imagen del investigador con una bata en un laboratorio es un arquetipo que no sirve para los paleontólogos que desarrollamos trabajo de campo en el desierto patagónico. Los fósiles se encuentran en los estratos, y para obtener la información que encierran es necesario adquirir los datos en el campo. El norte de la Patagonia (provincias de Neuquén y Río Negro) es una tierra dura, despoblada y desértica, pero tiene una ventaja para el geólogo, los estratos están bien expuestos y se puede estudiar bien la litología y encontrar con facilidad los fósiles que contienen. La posición donde se sitúan los pozos petrolíferos es el resultado de complicados estudios del subsuelo hechos con simulaciones por ordenador, por esa razón cuando se decide situar un pozo en un punto, si hay un relieve simplemente se desmonta con maquinaria pesada, pero no se cambia la ubicación de la perforación. La historia del descubrimiento de Petrobrasaurus comenzó en Septiembre del 2004 cuando se iniciaron las obras de desmonte de una colina para colocar el equipo de bombeo del pozo PH-1597 por parte de la empresa brasileña Petrobras. Esta compañía tenía un convenio con el Museo de Rincón, de manera, que un equipo de paleontólogos seguía a pie de excavadora los desmontes de terreno. Gracias a este seguimiento se localizaron las primeras vértebras de nuestro dinosaurio. Se encontraron en unas arcillas rojas depositadas en las orillas de un antiguo río del Santoniense, de hace unos 85 millones de años (Cretácico Superior).  Algunos de los huesos quedaron destruidos por una gran topadora, pero en el momento que se constato el descubrimiento se pararon las obras de desmote. En este punto, el papel de la empresa fue de un gran compromiso al trasladar la posición del pozo petrolífero unos 30 metros, de manera que quedará el yacimiento con los fósiles sin alterar. ¡Qué envidia, y cuanto tendrían que aprender las empresas que explotan el carbón en Teruel! Cuantos huesos de dinosaurios aragoneses terminan en las escombreras o en la central térmica… pero esto es otra historia. Continúa en el Pdf La fotografía de José Ignacio Canudo
  LUGAR Neuquén, Patagonia, Argentina

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