Los fósiles de dientes de caballo indican que “eres lo que comes”

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Se trata de un trabajo realizado por investigadores norteamericanos, griegos y españoles (Florent Rivals del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) con dientes de 6.500 caballos fósiles que representan 222 poblaciones diferentes de 70 especies fósiles distintas. Esta colección está guardada en el Museo de Historia Natural de Nueva York. El registro estudiado representa 55 millones de años de evolución, en los que se ha detectado una clara relación entre la evolución de los dientes de los caballos y los cambios en las dietas resultado de los cambios en los clima. La conclusión del trabajo es que la cambios evolutivos en los dientes de los caballos han sido lentos, pero concentrada en periodos de tiempo relativamente cortos y siempre posteriores a los cambios en el entorno y en su dieta.

La afirmación “Eres lo que comes” ya la dijo Charles Darwin en el siglo XIX, sin embargo para los autores de la publicación había poca información que lo confirmará. Este estudio muestra que los patrones evolutivos de los caballos tal y como conocemos fue el resultado del cambio en la alimentación de sus ancestros prehistóricos.

El trabajo ha consistido en comparar la morfología dental, así como el desgaste que habían sufrido dientes. A partir de ahí han observado una correlación entre los cambios climáticos y la evolución de los dientes caballos. Los primeros representantes de este grupo en el Eoceno vivieron en una selva tropical, los molares tenían una corona corta, adaptada a una alimentación de frutas y hojas blandas, poco abrasiva. Hace unos 45 millones de años, la selva desapareció y dio paso a un bosque templado, en el que la vegetación era más dura. Entonces, la selección natural favoreció a los caballos que nacían con sus muelas más altas y complejas. El último gran cambio se produjo hace unos 18 millones de años, después de que los bosques se convirtieran en praderas de gramíneas, cuando triunfa una dentición muy parecida a la actual, con muelas muy altas. "Lo que se observa", explica Rivals en la Web del Mundo, "es que la selección natural se producía de repente, cuando estaba disponible una alimentación que favorecía a quienes tenían una mutación determinada que era ventajosa y se transmitió a las generaciones siguientes".

La referencia completa en:
Matthew C. Mihlbachler, Florent Rivals, Nikos Solounias and Gina M. Semprebon. Dietary Change and Evolution of Horses in North America. Science, 4 March 2011: Vol. 331 no. 6021 pp. 1178-1181 DOI: 10.1126/science.1196166

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